La mejor comunicación comienza en casa, es decir, dentro de uno mismo. En el Colegio nos han enseñado cuales son las normas del buen oyente y del buen hablante, aprendiendo a escuchar y valorar nuestros sentimientos para que fortalezcamos nuestra personalidad y autenticidad.
Mentir a los demás nos traerá serios problemas, pero mentirnos a nosotros mismos nos puede hacer enfermar. El problema se hace público cuando nosotros como Patronos, Gerentes o Jefes de una unidad de trabajo intentamos comunicarnos con nuestro personal, clientes y/o Proveedores y éstos se dan cuenta de que nosotros no somos capaces ni de comunicarnos con nosotros mismos.
Los líderes inteligentes siempre dicen la verdad, y con ello no tendrán que preocuparse de que los demás nos escuchen. Es importante siempre decir la verdad, siendo prácticos y directo al grano.
Hay un caso de un Gerente de una empresa del ramo de alimento que se encontraba en un lugar privilegiado de la Junta Directiva, este personaje era muy inteligente y en las reuniones se caracterizaba de conversar, prometer y alardear mucho. Sin embargo, con el tiempo todo el personal que se encontraba a su alrededor evidenciaba que este prestigioso ejecutivo nunca cumplía lo que ofrecía y empezó a tener la fama de hablar por hablar. Es decir, no era franco con los demás, y más aún se mentía así mismo, y cuando hablaba en una reunión nadie lo quería escuchar, la gente empezaba a mirar para el techo, o buscaban que escribir en sus libretas, pero una cosa si era cierta nadie le prestaba la atención que en algunos casos se ameritaba.
Un elemento que también debe ser considerado en las comunicaciones con los trabajadores es saber escuchar con atención. Hay una frase que siempre me ha inspirado que vale en esta ocasión, cita textual:
“Escuchar otorga más poder que hablar”.
G. Hendricks
No subestimemos al personal por su nivel bajo, cometemos un error gravísimo, esta acción no nos llevará al éxito ni mejorar ninguna gestión. Los trabajadores en cualquier nivel jerárquico pueden ser muy perceptivos, cuando ellos perciben que sus Jefes los escuchan empiezan a mostrar síntomas de evolución en el trabajo. Pensemos a en un momento la siguiente pregunta ¿Sabemos escuchar?
El primer paso para aprender a escuchar, es ser capaz de sintetizar lo que oímos y retenerlo con las mismas palabras. Al principio nos costará un poco, pero con el pasar del tiempo esta técnica podrás dominarla, vale la pena intentarlo.
Saludos Cordiales,
Ulises Toro
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