En una tormenta con fuertes vientos quien no ha visto una palmera
agitarse, doblándose hasta tal punto hasta que forma un arco en el piso. Es una
experiencia digna de ver de cómo la palmera lucha codo a codo con la fuerza de
la naturaleza. Asimismo, también hemos visto que el roble ante los
vientos, como es
tan duro, está tan estático que en vez de doblarse se quiebra, trata de
resistir, de imponerse ante la tormenta, hasta que tarde o temprano cede.
En este orden de ideas, aterrizamos estas palabras a un contexto
relacionado a nuestra vida personal y laboral. La palabra clave es “resistir”,
mientras que la palmera resiste, el roble trata de resistir, pero al final no
lo logra. Las palmeras son, sin duda un buen ejemplo de “resiliencia”.
Michael Rutter, define la resiliencia como “un
fenómeno manifestado por personas que evolucionan favorablemente, habiendo
sido víctimas de estrés que, para la población general, comprendería un riesgo
serio con consecuencias graves”
Especialistas como Maria Arza de ONIRIA
CONSULTING (2014) definen resiliencia como la
capacidad de hacer frente a las adversidades, superarlas y salir fortalecido o
incluso transformado. Pero, que
significa transformarse? Es reconstruirse, reinventarse,
fortalecerse; sin perder la capacidad de amar, de luchar, de resistir;
potenciando nuestros recursos interiores, ejercitando nuestras fortalezas no
conocidas y descubriendo nuestras propias soluciones ante cualquier tema o
situación.
Así como la palmera,
podemos parecer derrotados mientras somos humillados hasta rajuñar el suelo, pero mágicamente sale de nuestro interior una fuerza donde se
encuentran arraigados también nuestros principios, creencias, valores que nos
ayudaran a salir airosos .
Cada persona asume en la vida diferentes formas
de enfrentar las circunstancias, pero cualquiera que sea el camino
escogido, es el que esta a la medida de cada una el que la ayudará a
superarse.
Es un honor siempre ayudarlos!
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