Es común hoy en día en
las empresas los conflictos entre el supervisor y el trabajador, generando un
dolor de cabeza y por ende estrés laboral. Cuando un jefe da una instrucción o
toma una decisión acerca de una actividad a realizar en el departamento, donde
el trabajador no está de acuerdo se presentan varias alternativas:
1.
La primera es que el
trabajador se queda callado y obedece fielmente las órdenes de su patrón.
2.
Otra es que el
trabajador se queda igualmente callado y hace caso omiso a las instrucciones
emanadas por su supervisor inmediato.
3.
La tercera, más no la
última, el trabajador le responde a su jefe que no está de acuerdo con las
decisiones tomadas.
En cualquier de los casos si lo analizamos en forma general,
generarán conflictos laborales que puede afectar el clima de nuestro trabajo,
por ejemplo, en el primer caso me quedo callado así no esté de acuerdo, pero lo
hago, y no respondo por miedo, es decir, temor por recibir un maltrato verbal,
temor por no dar un buen argumento, temor a estar equivocado, etc. También
puede ocurrir que aunque el trabajador está consciente que su supervisor está
equivocado, no le digo nada porque me cae mal, no lo soporto, espero que lo
despidan y esta acción hará que mi jefe tenga toda la responsabilidad y llevará
su merecido.
En los casos citados la número tres sería la situación ideal que
deba ocurrir, ya que con esta acción participamos en los procesos de toma de
decisiones que pueden afectarnos directa o indirectamente. Claro está,
dependerá de la receptividad de nuestro jefe y que nuestras ideas sean bien
argumentadas que haremos de cambiar de parecer sobre una instrucción en conflicto.
Es posible que a veces no nos hagan caso, pero el trabajador no puede crearse
un mutismo como hábito ya que nunca “le paran pelota” como decimos en criollo.
El trabajador debe arriesgarse para dar su opinión
respetuosamente con fundamentos ya que es parte de tener iniciativa y ser proactivo.
Así mismo, El jefe debe ser una persona siempre presente, siempre disponible,
ha de saber escuchar y ha de estar dispuesto a formar (e informar)
permanentemente a sus subordinados, de cara a que sea una persona cercana y
razonable. Si no hay esta comunicación entre el jefe y los subordinados, no
habrá confianza para poderle plantear los asuntos más difíciles que siempre
surgen en el día a día laboral.
Cuando nos encontremos en la disyuntiva de quién tiene la razón en un conflicto es importante considerar lo siguiente:
Cuando nos encontremos en la disyuntiva de quién tiene la razón en un conflicto es importante considerar lo siguiente:
Valorar la opinión de las personas con más experiencia. No puedes estar en una disputa eterna de quien tiene la razón, tú o tu jefe. No se trata de creer que siempre tienes la razón en el trabajo.
Aportar nuevas ideas y no maximizar problemas pequeños. Tu jefe no quiere una fábrica de problemas, trata de encontrar soluciones antes de llevarlo a tu supervisor.
No critiques permanentemente a los demás, ya que de seguro harán lo mismo contigo. No te conviertas en el Juez de tu lugar de trabajo.
Piensa, antes de hablar. Si observas que tu jefe ha tomado una decisión errónea delante un grupo de trabajadores, llámalo a un lado, y explícale tu desacuerdo, para que tu supervisor no quede mal delante del personal, y le des chance a rectificar. Aquí se aplica el dicho de “no le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti”
Si tu jefe ese día está de mal humor, es mejor alejarse. Ya que es de sabio estar callado en algunos momentos. Ahora si tu jefe siempre es un mal humorado, no puedes luchar contra la corriente, pero siempre debes mantener tu posición respetuosamente.
Muchas veces los honores son ganados por los jefes, de alguna actividad realizada por nosotros, no importa, ellos también necesitan estar contentos, más adelante tu recogerás también los frutos, el tiempo te recompensará.
Prohibido hablar mal de tu jefe. Primero, porque no es ético ni profesional y segundo porque no puedes confiar en que nadie en la empresa pueda transmitírselo a tu supervisor. Tienes que ser impecable en tus palabras al hablar con otros compañeros en relación a tu jefe o la empresa.
Propiciar siempre el respeto entre jefe y trabajador. Si tu supervisor no pone las pautas, tu puedes enseñarle poner los límites en la relación laboral para trabajar en paz y armonía. Si sientes que jefe te maltrata verbalmente, no le respondas con la misma moneda. Tienes que ser inteligente y puedes hablarlo en su oficina a puerta cerrada, sobre la percepción negativa que tienes sobre él, y te aseguro que tu supervisor lo agradecerá.
Por último, en algunas ocasiones ninguna de las partes tendrá la
razón sobre un conflicto generado por la decisión tomada, pero toda en la vida
tiene solución, y tendrá en ese caso que involucrarse una tercera persona para
llegar a un consenso.
A su disposición,
Saludos,
Ulises Toro
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