lunes, 8 de abril de 2013

EL BACALAO EN EL TRABAJO. ES PELIGROSO EN LAS EMPRESAS?




El bacalao es un pez marino comestible de color oscuro, cuerpo alargado, cabeza grande y con un saliente carnoso alargado en la punta de la mandíbula inferior, llega a medir 1,80 m y vive en el Atlántico Norte. Sin embargo, el término “bacalao” se utiliza  en muchos países latinoamericanos como México, Argentina, Honduras e incluso en Venezuela como un regionalismo que significa: curadillo, mangonear, abadejo.

En otras palabras este personaje que vagabundea en las empresas con sus quejas y siempre su mal humor son la manzana de la discordia y contribuyen a propiciar un mal clima laboral.  En entrevistas y evaluaciones que he realizado en las compañías es muy común contar con uno o dos trabajadores que simpatizan con estas características, es decir,  perfiles que no cumplen con sus funciones y hacen gala de su pereza incluso delante de sus jefes, e inclusive están  caracterizados por su incompetencia, y los culpables de fraudes o robos en el ámbito laboral. Aunque estos trabajadores tóxicos sobreviven en los pasillos de las empresas, son muchos más peligrosos si tienen cargos de confianza, puestos claves o de jefatura; ya que cuentan con el apoyo incondicional del patrono o dueño de la organización y aunque el empleador conoce de sus malas gestiones hace caso omiso de las mismas porque existe un vínculo familiar, moral o de amistad que a su modo de ver está por encima de la eficiencia en el trabajo, ya que no representa una amenaza para la organización.

Sin embargo, esa percepción del empleador de ayudar a estos trabajadores está muy lejos de la realidad ya que en general, estos personajes que aparentemente son inofensivos contagian a toda la estructura empresarial desencadenando una epidemia con resultados catastróficos. Es por esta razón, que el patrono debe ser sensible pero con objetividad, ya que las características de estos bacalaos empresariales es con su postín, dejadez, ineficiencia, inmadurez y falta de personalidad generan caos sin necesidad.  Algunos ni siquiera trabajan bien; son especialistas en perder el tiempo y en hacérselo perder a los demás.
El bacalao es poco humilde para reconocer los errores, ya que se siente omnipotente porque el siempre se la “sabe todas más una”, ellos siempre conocen de todos los temas, te hablan de política, de economía, no hay quien les gane, se tornan a veces “insoportables” cita textual común utilizada por sus compañeros de trabajo.
También son lo que llamamos “antijefes” tratan de desacreditar al jefe delante de otros compañeros, le tienen envidia, le amenazan, le culpan de lo que hacen mal los empleados, se toman sus indicaciones como algo personal, le puentean con mala intención y tratan de engañarle. Se apropian de méritos que corresponden a todo el equipo, retan al jefe delante de los compañeros, ponen las cosas difíciles al que empieza y tratan de acabar con él para ocupar su puesto.
En conclusión, los bacalaos corporativos son trabajadores que debemos saberlos llevar y tratar que no afecten negativamente nuestro trabajo, haciéndole parte de nuestro equipo de trabajo, ganándole su confianza, no obstante cuando sobrepasan el límite tenemos el deber de activar la alarma y fijar nuestra posición ante el Jefe Inmediato, Supervisor o Patrono, no para hacerlo cambiar porque es misión imposible sino para involucrarlo en proyectos de trabajo donde este personaje pueda ser productivo, si se agotan estos recursos se debe pensar entonces buscar una caña de pescar y sacar el bacalao de las aguas de la  organización.
Saludos Codiales,
Ulises Toro

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