El
bacalao es un pez marino comestible
de color oscuro, cuerpo alargado, cabeza grande y con un saliente carnoso
alargado en la punta de la mandíbula inferior, llega a medir 1,80 m y vive en
el Atlántico Norte. Sin embargo, el término “bacalao” se utiliza en muchos países latinoamericanos como México,
Argentina, Honduras e incluso en Venezuela como un regionalismo que significa: curadillo, mangonear, abadejo.
En
otras palabras este personaje que vagabundea en las empresas con sus quejas y
siempre su mal humor son la manzana de la discordia y contribuyen a propiciar
un mal clima laboral. En entrevistas y
evaluaciones que he realizado en las compañías es muy común contar con uno o
dos trabajadores que simpatizan con estas características, es decir, perfiles que no cumplen con sus funciones
y hacen gala de su pereza incluso delante de sus jefes, e inclusive están caracterizados por su incompetencia, y los
culpables de fraudes o robos en el ámbito laboral. Aunque estos trabajadores
tóxicos sobreviven en los pasillos de las empresas, son muchos más peligrosos
si tienen cargos de confianza, puestos claves o de jefatura; ya que cuentan con
el apoyo incondicional del patrono o dueño de la organización y aunque el
empleador conoce de sus malas gestiones hace caso omiso de las mismas porque
existe un vínculo familiar, moral o de amistad que a su modo de ver está por
encima de la eficiencia en el trabajo, ya que no representa una amenaza para la
organización.
Sin embargo, esa percepción del empleador de
ayudar a estos trabajadores está muy lejos de la realidad ya que en general,
estos personajes que aparentemente son inofensivos contagian a toda la
estructura empresarial desencadenando una epidemia con resultados
catastróficos. Es por esta razón, que el patrono debe ser sensible pero con
objetividad, ya que las características de estos bacalaos empresariales es con
su postín, dejadez, ineficiencia,
inmadurez y falta de personalidad generan caos sin necesidad. Algunos ni siquiera trabajan bien; son especialistas en
perder el tiempo y en hacérselo perder a los demás.
El bacalao es poco humilde para reconocer los
errores, ya que se siente omnipotente porque el siempre se la “sabe todas más
una”, ellos siempre conocen de todos los temas, te hablan de política, de
economía, no hay quien les gane, se tornan a veces “insoportables” cita textual
común utilizada por sus compañeros de trabajo.
También
son lo que llamamos “antijefes” tratan de desacreditar al jefe delante de otros
compañeros, le tienen envidia, le amenazan, le culpan de lo que hacen mal los
empleados, se toman sus indicaciones como algo personal, le puentean con mala
intención y tratan de engañarle. Se apropian de méritos que corresponden a todo
el equipo, retan al jefe delante de los compañeros, ponen las cosas difíciles
al que empieza y tratan de acabar con él para ocupar su puesto.
En
conclusión, los bacalaos corporativos son trabajadores que debemos saberlos llevar
y tratar que no afecten negativamente nuestro trabajo, haciéndole parte de
nuestro equipo de trabajo, ganándole su confianza, no obstante cuando
sobrepasan el límite tenemos el deber de activar la alarma y fijar nuestra
posición ante el Jefe Inmediato, Supervisor o Patrono, no para hacerlo cambiar
porque es misión imposible sino para involucrarlo en proyectos de trabajo donde
este personaje pueda ser productivo, si se agotan estos recursos se debe pensar
entonces buscar una caña de pescar y sacar el bacalao de las aguas de la organización.
Saludos
Codiales,
Ulises
Toro
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